4.09.09, 7:00 am. Suena el despertador. Hacia media hora que estaba medio despierta. Alargo el brazo y apago la radio. Sólo he dormido dos horas y media. Abro los ojos poco a poco y recuerdo qué día es hoy. Hoy es el día. Voy a verlos. No puedo creerlo. En el estómago no noto mil mariposas, sino millones de escorpiones. El corazón late más fuerte de lo normal, pero decido levantarme ya que no quiero llegar tarde. Me comienzo a vestir, me peino y estoy un rato en el ordenador hasta que es la hora. A las 9:30 cierro la puerta tras de mí y bajo las escaleras. En mis manos llevo la cámara, la bandera, el permanente, dos bollos para desayunar... Me encuentro con el técnico del ascensor y sonríe. Abro la puerta del portal y salgo. A partir de ahí todo es caminar.
10:45 am. El aeropuerto ya se ve. Saco algunas fotos a unos aviones que se encuentran en la pista y doy la vuelta, buscando la puerta de entrada. Estoy nerviosa y cansada del largo camino. No sé lo que espera al otro lado. ¿Habrá muchas cámaras? Hay varios guardias en la puerta. Me decido y entro. Hay poca gente dentro, y son todos viajeros. Algunos llegan y otros se van, pero no veo a ningún seguidor de España allí. Hemos llegado las primeras. Damos varias vueltas por allí y decidimos sentarnos. En el cartel donde se ven las llegadas ya hay dos aviones que me llaman la atención: Bélgica y Madrid. No puedo creerlo. Tenía miedo de que no vinieran a este aeropuerto, pero sí. Estoy nerviosa y no puedo parar quieta. Poco a poco comienza a llegar gente. Algunos de ellos con banderas, otros con una simple gorra, con camisetas, fotos de los jugadores... Los guardias ya comienzan a poner las bandas de protección y forman ya el pasillo. Se empieza a acumular gente, pero consigo colocarme en primera fila, a varios pasos de la puerta de salida.
12:10 am. Llevamos ya largo rato de pie, esperando. Bélgica llega con retraso. Debería haber llegado a las 12:00. De vez en cuando se abre la puerta, pero tan sólo aparecen algunos pasajeros. De pronto los guardias empiezan a moverse y la puerta se abre. Comienzan a salir los jugadores. Firman algunos autógrafos. Yo no paro de saludar, pero ninguno de ellos me hace caso... Pasa Gillet, le lanzo un "Good morning" y me contesta con un "Hello" y la sonrisa más grande que alguien te puede lanzar. ¡Qué adorable! Otro jugador me contesta con un "Hi". Le suelto un "How are you? Y me contesta con un "Fine". Posteriormente prosigue el paso. Salen todos y de nuevo comienza la espera. Las primeras lágrimas ya habían salido después del saludo de Gillet. No puedo esperar más.
12:35 am. ¡Imposible! Hay muchísima gente que no para de dar empujones, pero sigo en primera fila. Hay muchas cámaras de televisión, aficionados, guardias... Muchos nervios, dolor de rodilla, cansancio, sueño, alegría, miedo... Son muchos sentimientos mezclados. La puerta se abre y no puedo creer lo que veo... Xavi, Cesc, Reina, Piqué, Senna... Empiezan a salir todos poco a poco y las lágrimas ya asoman. De pronto alguien me llama. Alguien señala al fondo y alguien dice: "¡Allí! ¡Es Villa, Noe!" Miro hacia el lugar y lo veo... sólo nos separan unos pasos. No puedo contener las lágrimas y comienzo a llamarlo. Cuando se acerca, me mira a los ojos y me lanza una sonrisa, haciendo a su vez un gesto afirmativo con la cabeza. Me coge la bandera y me firma. No puedo olvidar ese momento. Tenía tantas cosas que decirle... pero todas olvidadas. Mata, Silva, Cazorla, Torres... uno por uno me van cogiendo el permanente, lanzando una sonrisa, cogiendo la bandera y firmando. El guardia me ve temblar y dice: "¡Corre! ¡Vete al autobús que salen!". Lo único que hago es correr, con lágrimas en los ojos y la mayor de mis sonrisas. Los veo una vez más. Algunas sonrisas salen a trevés del autobús. Agito la bandera y el autobús se pone en marcha.
Iba segura de que no iba a verlos, de que si lo conseguía no iba a ser en primera fila, de que no conseguiría ninguna foto, de que tampoco obtendría ningún autógrafo, ningún saludo, ninguna mirada... pero sí, lo he conseguido, y no puedo ser más feliz. Quedaba todo el día por delante. Los he visto varías veces más, llegando al estadio, en los entrenamientos, en el partido en primera fila... Y estoy segura de que nunca volveré a ser tan feliz. ¡Gracias!