- He pensado más de un millón de veces en esto que voy a decirte. Cada vez que pensaba en ello cambiaban las palabras. Ahora mismo se me ha olvidado todo lo que quería decirte. Estoy muy nerviosa, Zeta. No, no, quiero decírtelo, no me interrumpas... No sé por dónde empezar... Te quiero. Siento decírtelo, joder, lo siento mucho. Tengo miedo de perder esta amistad, de perderte para siempre, pero no puedo seguir ocultándotelo. Cada mañana espero tus 'buenos días'. Todas las noches espero ese 'duerme bien, mañana hablamos'. Has estado en todos los momentos de mi vida, ayudándome. Cuando me hablas... he intentado engañarme, pero no lo consigo. He intentado pensar que todo sería pasajero, pero no lo es. De hecho he pensado hasta en... No, Zeta, un segundo por favor... Suena el teléfono y deseo con todas mis fuerzas que seas tú. Me despierto por las noches con una sonrisa en la cara, porque no dejo de pensar en ti. Incluso he llegado a imaginar una vida junto a ti, con dos hijos preciosos. Es estúpido... es... Joder, somos unos adolescentes. Todo esto es una gilipollez. Pero ahora tengo miedo. Tengo miedo a ser correspondida. Tengo miedo a ser rechazada, a perder tu amistad. Me dijiste un día lo asustado que estabas y, ahora soy yo la que tiene miedo a verte con otra por la calle. Es a mí a la que se le acelera el corazón cuando te veo caminar a lo lejos, acercándote. Soy yo la que se estremece cada vez que me tocas y que me dices que todo estará bien. No puedo más, Zeta. No puedo... Y si he hecho esto ha sido por... porque tú un día me dijiste que los sueños se deben perseguir, sin miedo.
- Calla, no digas nada más.
Escribe ahora tú el final de la historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario