La persiana bajada. Aún así, algunos rayos de sol se adivinan provenientes de la calle. Ella está de espaldas, observando la pantalla de su portátil, con los cascos sobre sus oídos. En él, New York, I love you se está proyectando. Le hace soñar, le hace sonreir, le hace evadirse. Para la película. Esa historia, ese pequeño cuento le ha hecho daño. Se da unos segundos, unos minutos. Respira profundamente y sonríe. Decide poner esa canción, la que le ha acompañado en los últimos días. Dulce melodía. Se gira y mira hacia su cama.
Lo ve. Ahí está, destapado, semidesnudo, sólo con unos boxers, tendido sobre la cama. Los brazos se encuentran bajo su cabeza. Está despierto, mirándole, sonriéndole. Y ella se quita los cascos, los desenchufa y, Bed of Roses llena la habitación. Estás despierto. Él asiente. Le extiende su mano y le obliga a acercarse a él, se lo suplica. Ella se levanta en silencio de la silla, camina lentamente, retándole con la mirada. Se tumba sobre él, acariciándole el torso. ¿Estás bien? Ella aparta la mirada, sonriendo tímidamente, hundiendo la cabeza en sus hombros. No, no lo está. Sabe que no puede mentirle. The truth is baby you're all that I need.
Esa cama desecha. Esa cama vacía.
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