sábado, 31 de diciembre de 2011

Need a lift to happy hour?


Las palabras quedan atrapadas en mi mente. Las palabras quedan atrapadas en su mente. Otro año más. Otro año menos. Un simple día comercial. Ya nada es como antes, cuando vivía allí, cuando la puerta se abría cargada de ilusiones y un kaixo! plagado de emociones inundaba la estancia. Ya nada es como antes, pero nada es peor. Dos mil once. Dos mil doce. Polvorones, mazapanes y familia. Un poquito de karaoke y un poquito de bingo. Apuntes, apuntes y apuntes. Ellas, sus canciones y su película favorita. Ya nada es como antes, pero todo va a mejor. Y está ahí, sentada, sonriendo. Lo intenta ocultar, pero lo ha notado. Lo intenta negar, pero su corazón lo sabe. Aunque las palabras queden atrapadas en la mente, las palabras están ahí.

¿Intentar hacer un resumen del año que se deja atrás? Todo era nuevo, todo era diferente. Estaba eso y eso otro. Y aquel lugar, y aquel otro lugar. Ese viaje, ese avión, ese autobús. El aire inglés, el aire madrileño, el aire vasco, el aire gallego. El perfume vasco y la colonia gallega.

Hoy, 31 de diciembre de 2011. Mañana, 1 de enero de 2012. ¿Qué es lo que cambia? Mientras tanto, permitidle sonreir por eso que queda atrás pero no olvida. Mientras tanto, permitidle sonreir por eso que va a llegar. Y, mientras tanto, permitidle que cene su infancia y adolescencia, que baile su música sin aglomeraciones y que se deje llevar por su película favorita, entre calor, promesas y deseos. Porque, lo siento, no se tomen el tiempo para sentir lo que yo siento.

viernes, 16 de diciembre de 2011

I need to find my way back to the start.


Adrenalina. Emoción. Nervios. Como abrir una bolsa de lays. Como romper el envoltorio de una tableta de chocolate. Quizás también chuparse los dedos tras acabar la bolsa de Doritos. Más aún que comer un petit-suisse sin cuchara. Levantar la persiana en un día de verano. Correr por la arena. Dejarse la garganta en el estadio de fútbol. Llorar tras un mundial de F1. Digamos también cantar a pleno pulmón con los cascos puestos. Como jugar a Pokemon. Ver Digimon. Escuchar la sintonía de Gárgolas. Hacer un karaoke de El Rey León. Por supuesto, hacer un maratón de El Señor de los Anillos. Como amar a V de Vendetta. Sin duda, enamorarse de El Joker. Acabar un puzzle. Dejarse llevar por Green Day. Cerrar los ojos y seguir a Bon Jovi. Sentarse en el estudio de radio. Coger una cámara. Golpearse los labios con el micrófono. Algo así como reciclar guiones. Un poquito de sentarse en la cafetería y dejarse llevar por un brainstorming. Esa sensación. La sensación de poner el árbol de Navidad. La sensación de reunirse. La sensación de quererse. La sensación de abrazarse. La de besarse. La de amarse.

domingo, 4 de diciembre de 2011

All my troubles seemed so far away.


Su vida planeada milímetro a milímetro. Ella sabe qué va a ponerse para ir a clase al día siguiente. Ella sabe qué va a comer ese fin de semana y guarda lo necesario. Sabe, también, lo que estará haciendo un día concreto del mes que viene. Las páginas de su agenda, completamente escritas, van pasando. Quién sabe si Nueva York o Alemania. Quizás Londres o Nueva Zelanda. Está ahorrando para comprarse eso que tanto desea. Y eso otro.

Qué irónico. Ha crecido. Ya no es esa niña a la cual su mamá la cogía en brazos de la cama antes de ir al colegio. Ya no es esa pequeña que se olvidaba de su comida por ver los dibujos. Nunca más.

Ni ha dormido, ni espera hacerlo el resto de su vida. Tiembla. Tirita. Quién sabe si es de frío. Una sonrisa irónica recorre su rostro. Y un suspiro. Ay, si él pudiera estar con ella. El giratiempos. Sonríe, esta vez sí, ante la situación. Quizás, la próxima vez que veas esa película... El viento revuelve su pelo. Roza su hombro con ese transeúnte. Entonces se fije en ello. Y pensar qué...

Sólo espera que nadie la juzgue. Sólo espera no decepcionarlas. Sólo espera... Bueno, ya lo veremos.

domingo, 6 de noviembre de 2011

I'm in the middle of nothing.



No sé si empezar esto con un hola, con un qué tal, o directamente voy al grano. Tampoco sé hacia dónde. No sé ni siquiera qué quiero decir. Y realmente a nadie le importa. Menos a ti. Lo sé, da igual. Han pasado varios años desde aquella vez. Recuerdo todo lo que ocurrió. No te culpo, ¿sabes? Ya ni siquiera sé si he sido yo la causante de todo. Ya no sé nada. Pero sigue doliendo. Sé que esto no lo sabes, pero fue la primera y última vez que lloré delante de ella. Y que desde entonces estoy rodeada de gente, pero me encuentro sola. Paso, da igual, esto es una mierda. No sé ni qué pretendía con esto. No lo he conseguido. Como tampoco conseguiré todo lo que me proponga. Gracias a ti. Ya no lo sé. Sólo que te echo de menos.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Cinco de noviembre.

- ¿Cómo puedes haberte convertido en una persona tan importante para mí cuando no sé casi nada sobre ti? No sé dónde naciste, quiénes son tus padres o si tienes hermanos. Ni siquiera sé qué aspecto tienes.
- Hay un rostro debajo de esta máscara, pero no soy yo. Esa máscara no me representa más que los músculos o los huesos que hay debajo.

Corre. Sal ya. No importa el aspecto que tengas. No importa cómo te encuentres, si llueve, si la gente se interpone en tu camino. No los escuches. Sigue recto. Cierra los ojos y déjate llevar. Y, ahora que has llegado, cógelo. Sube, siéntate y piensa. Dos situaciones, dos caminos. ¿Y si no lo hubieras hecho? ¿Los ves? ¿Los ves ahí, sentados, bajo el amanecer? Son ellos, sí. No, no eres tú. Tranquilo, sólo es una visión. Al fin y al cabo, no lo hiciste, lo perdiste, la perdiste y chocaron. Una colisión. Volvamos al presente. No te preocupes, sólo ha sido un bache. Cuando llegue el momento... Bueno, no dejes que te domine. Ya sabes a lo que me refiero. Pasan las horas. Despiértate a su lado, despiértala con un beso y sonriéle. Ahora, sólo una cosa más: olvídate de cogerlo.

domingo, 9 de octubre de 2011

London, part V. The end.

UK.

Madrugar como todos los días. Joder, ¿nadie ha pensado traer las persianas a este mundo? Bueno, provisiones de hoy: con la camiseta de Fernando Alonso me basto. Recorramos el mundo adelante para encontrar un bar donde televisen la carrera. Maldita sea, cuarenta mil paradas de metro, paseos y paseos y ni rastro. Estos ingleses son muy cultos. ¿Ni una puta tele? ¿Y ahora qué hacemos? Dios, mira que yo no me puedo perder ni una carrera... Nunca ha ocurrido. Y nunca ocurrirá. Volvamos al hostal, corriendo, pitando, cagando hostias. Que me lo pierdo, que me lo pierdo. Y entras en la sala y ahí está. Ah, joder, sí. Fuck yeah. Y varios jóvenes de nuestra edad sentados mirando el televisor. De fondo se les escucha hablar en millones de idiomas. Tele estropeada. ¡DIOS NO! "Coño, ¿sois españoles?" Nosotras también. "Somos de Hamilton" Bah. "Y sois vascas majas" Y nada, a entablar amistad. Al día siguiente, en la puerta, uno de ellos me reconoció y me guiñó un ojo. Personaje adorable. Bien, carrera vista, no sin problemas en la televisión. Paseemos pues, no vale encerrarse.

UK.

Quiero ver a Squirtle, he dicho. Mira, a ese le pondré el nombre de Myrtle. Y tropecientas fotos. Y la puta vasca corriendo ella sola detrás de las ardillas. ¿Os he hablado alguna vez de mis tres años mentales? Paradas y paradas de metro. Y como soy una cerda, me manché mucho la camiseta. Toallitas húmedas. Es la clave. Caminar. Sácame aquí con esto de fondo, que se vea que estoy en tierras enemigas paseando este amor alonsil. Un grupo de italianos te para. Algo así como: "jshdk chi Alonso pichi sifd bambino". No sé qué me has dicho, pero mucho amor para ti. Guiño, guiño.

UK.

Siguiente y penúltimo día. Hay que acabarlo ya. Candem Town. Coño, aquí murió Amy y sin saberlo. Candem Town. Candem Town. Candem... Eres mi puta ruina. Bon Jovi, The Beatles, Green Day y su fucking mother. Mucho amor. Muchísimo amor. Mucho desperdicio. Gastar. Sin pensar. Gastar. Con amor. Vayamos a Abbey Road. Ay, cuánto amor. Ahora lo entiendo todo... es el único paso de cebra en estos mundos. Y pisar donde pisaron ellos. Y pisar donde pisaron millones y millones de famosos. ¡La avalancha que mató a Mufasa! Ahora... ¡al Callejón Diagon! Póngame una varita con centro de dragón, por favor. Bien, espero. Y de mascota... un gato, gracias. Señor, no se ría, estoy sacándome fotos junto a mi amigo Ron. Otro metro. Esos nos persiguen, qué mal rollo. Castillos. Ruinas. Y de vuelta al London Bridge. Sin perder las costumbres.

UK.

Último día. Hay que aprovechar. ¿Encontraremos hoy Hyde Park? Pues sí. ¿Es esto? Bueno... pues... decepción. Mira, unos caballos. Unos caballos mezclados entre los coches. Genialoso. Cojamos el metro y vayamos al centro. Hostia, hostia, hostia. Mira ese cartel. ¡ES LLORENTE! Tres años mentales. Una foto, una sonrisa, emoción. Y qué más da que la gente se te quede mirando. ¡ES LLORENTE, SEÑORES! Ahora cojamos un bus. Sin rumbo. El primero. Pero, por favor, que tenga la publicidad de Rupert y/o Harry Potter. Eso es imposible. Bueno, pues el primer bus... Ahí, arriba del todo, alante. Amor para todos. Y ahora vamos a Covent Garden otra vez, a cambiar divisas. Volvamos, es tarde, tenemos que dormir para madrugar y coger el avión... Metro y... ¡se para! El conductor habla. Como no me hables más lento no entiendo un cojón. Dios mio, nos va a arrollar el próximo metro. Dios mio, es hora punta. Dios mio, no respiro. Dios mio, será una bomba. Dios mio, me desmayo. Dios mio... veinte minutos infernales y volvemos a andar. Suplicio. No quisiera morir el último día. No, no, no. A casa. Hacer la maleta. Prepararlo todo. Mucho amor al aeropuerto de Londres. Mucho amor a todo el mundo. ¡Mierda! He perdido mi pinza del pelo en estos mundos. Cómprame ese separa-páginas de Rupert. Mierda, que no tenemos pounds ni ná. Avión. El Dragon Khan. Y se abre la puerta. Abrazos. Y, por supuesto, unos grandes bocadillos de jamón serrano, un buen plátano y un buen croissant. Al fin y al cabo, como la comida española no hay nada.


See you soon, England.

lunes, 3 de octubre de 2011

London, part IV.

Quiero acabar ya. ¿Terminaré algún día de narrar mis aventuras inglesas? Porque cansa. Cansa mucho. Me autocanso. Veamos, día... ¿en qué día estamos, cojones? Cuarto, parece. Sí, cuarto. Y sino qué más dará. Estoy con fiebre. Ahora digo, no allí. Entendido, bien.

Cojamos el metro, sin parada. Bien, a ver qué nos depara el día. Y entonces te giras y ves ese magnífico mapa en el transporte público. Emoción. Mira, mira, sin quererlo hemos encontrado el Museo de Historia Natural que tanto estábamos buscando. Ah, si es que con sólo oir el nombre recuerdo esa magnífica infancia viendo todas las tardes en el sofá esa película en la que no paraban de nombrar este museo. No recuerdo el nombre, qué más da.

Cola. Mucha cosa. Muchísima cola. Y comienza el viaje. Madre mía, esto es eterno, fantástico. Si se visita un museo se visita bien. Vasca, lee todas las descripciones. Ah, orgasmos con estos dinosaurios. Magnífico, espectacular. Lo que hubiera dado por vivir en esa época. Pero claro, llega un momento en el que no se puede leer todo. Jugar. Vamos a jugar cual niños pequeños. Una carrera de esperma. Genial. ¿Puedo hacer un dibujo? Fantástico. ¿Y lo colgarán? ¿Cuántos años tienes? 19. ¿Y mentales? Bah, déjame, es un dibujo espectacular. Venga, vámonos, son las 17h, llevamos desde primera hora, sin comer, sin... Mareos.

UK.

Ahora a donde nos lleve la corriente... Río arriba, río abajo. Metro a un lado, metro al otro. St. James's Park. ¡Mira una ardilla! ¡Mira otra! ¡Mira! Tía, que no las vas a engañar con cacahuetes vacíos... ¡ME HA TOCADO! Y, de esta forma, me hice amiga de una ardilla a la que llamé Squirtle. ¿Qué os parece? Fue amor a primera vista. Caminando, caminando. Buckingham Palace. La vasca dice: "Vaya vida más triste la de estos guardas". Y un hombre a su lado, en perfecto castellano: "¿Qué has hecho hoy, mi vida? Nada, estar quieto". Inquietante, sobrenatural, divino. Mira cómo los imito. Y ahora... ¡Jodamos fotos a los turistas! La mano arriba, cintura sola... No, no, sólo la mano arriba.

UK.

En la próxima entrada acabo. Lo juro. Lo prometo. En la próxima entrada os cuento cómo sobreviví en tierras enemigas paseando mi amor por Fernando Alonso en un día de carrera.


To be continued...

domingo, 4 de septiembre de 2011

London, part III.

UK.

Continuo única y exclusivamente porque mi Game Boy no está por la labor de funcionar. Bien, bueno... ¿Tercer día? Cisnes, patos y millones de palomas. Raquíticas, esqueléticas. Y un lago precioso. Hyde Park. Y el memorial de Diana. Venga, entremos. No, perdonen, señoritas, no pueden entrar sin un niño. Y, claro, mi cara: 'Qué coño... raptemos un niño'.
Una vez que nos cansamos de caminar, cogemos el metro (sin parada marcada, por supuesto) y salimos en... cualquier lugar. Hmv, veamos. Hostia, esto es el paraíso. Libros, libros y más libros. Y ahí voy yo, saliendo cargada con Green Day. Orgasmos. Coño, hay hambre, busquemos un Tesco. Dios bendiga a los Tesco. Hasta los cojones del salami, del queso y de su fucking mother. Sentémonos ahí, donde hay tanta gente comiendo. Cojona, qué sol y qué frío hace. ¿Y ahora qué hacemos? Un Madame Tussauds, claramente, lo veo.

UK.

Te recibe Jim Carrey. Haces una cola del horror para pagar. Allí ya te estás muriendo de calor, pero entre la mochila y toda la comida que llevas dentro es imposible quitarte la sudadera. Bueno, preparemos la cámara. Bajar en el ascensor... mmm. Grande. Muy grande. Y, de repente, las compuertas se abren. Un oscar gigante. Dos hombres con un micrófono. 'Eres más guapa en persona'. Nos descojonamos. Sigamos, que por allí parece que empieza. Y nos sigue el pelirrojo del micro. And walk, and walk, and walk. Perdona, ¿qué? And walk, and walk, and walk. LOL of course. El descojone padre. Daniel Radcliffe siendo un enano adorable, tocar la barba a Robert Pattinson, hacer un Voldemort (en posteriores capítulos), blaquear los dientes a Tom Cruise... 'Ay, sorry, sir'. Y me giro y, ¿sabéis quién era? Pues sí, mi amadísimo Morgan Freeman de cera. No, no hace falta decir nada. Miles y miles más. Agobios y más agobios. Y estar en la sección deportes, ver a Hamilton y correr como si no hubiera mañana. Aquí, una alonsista confesa, pero... Millones de fotos, acaparando. Ay, Mourinho, Mourinho. Sentarte con The Beatles, mirar mal a Justin Bieber y tocarle todo a Michael Jackson. Todo, sí. El maldito pasaje del terror. Maldito sea. Malditas sean las que iban delante. Soy vasca, pero no soy de piedra y no puedo ayudaros a todos, gracias de nada.

UK.

¿Un London Brige ahora? Fantástico. Acampemos aquí. Estas vistas... Y ves a un grupo de maromos, de unos veintialgo, trajeados (agüita, qué calor y no precisamente por el tiempo) jugando a... ¿LA PETANCA? Fans de vosotros.

To be continued...

sábado, 27 de agosto de 2011

London, part II.

UK.

¿Dónde nos habíamos quedado? Nos levantamos con ganas, así que vamos a... ¿Arsenal? ¿Te parece? Vale, perfecto. ¿Y esta estación tan abandonada? No, señora, no nos hemos perdido. Ya hemos visto hacia dónde tenemos que ir gracias al cartel, muy amable. Dios, ¿en este maldito lugar no conocen los atajos? No daremos la vuelta en la vida... Mira, mira, el Emirates Stadium. Y te embarga una emoción que no sabes si correrte o arrodillarte en el suelo y correrte a la vez. Letras gigantes delante del camino hacia la entrada. Una foto aquí, otra foto allá. Mmm, otra por aquí. Cuidado, cuidado, que viene un coche, tía. Venga, daremos pues la vuelta al estadio. Quería entrar, pero bueno, ésa es otra historia. Leyendo y leyendo, hasta que me pongo a entonar el himno del Manchester United y del Liverpool delante del estadio del Arsenal. ¿Qué cojones? Y tan feliz. Venga, vamos, qué cansancio. Quiero una foto en esa parada de autobús. De verdad, ¿por qué no aprendemos en España? Una parada de autobús con las caras de los jugadores del Arsenal. Subía la temperatura en ese asiento. Mucho.

UK.

Y volver sobre nuestros pasos. ¿A dónde vamos? Di un número. ¿Derecha o izquierda? Bien, pues la parada de metro seleccionada es... Aquí. Thriller, Shrek, Les Misérables. Musicales. everywhere. Y te quedas con las ganas de ir a alguno. Una vez en Covent Garden (por millonésima vez) nos pilla el jarreo monumental. Tranquilidad, paraguas había. Por Chinatown con el paraguas. Aquí las extranjeras somos nosotras. Las raras. Qué ingeniosa puedo ser a veces. Irónica también. Hambre. Merendemos. Dios, pero el banco está mojado del diluvio. Y en la carretera de al lado hay un charco de otra dimensión. ¿Es que en Londres no conocen las alcantarillas? Pero bueno, entre bocado y bocado de salami podías ver cómo los coches (taxis, básicamente), pasaban por encima del charco, formando un divertido tsunami londinense.

Volvemos a cortar la conexión. En el próximo capítulo quizás cuente mi gran amor por las ardillas inglesas. Quizás.


To be continued...

martes, 23 de agosto de 2011

London, part I.

UK.

El avión es el nuevo Dragon Khan. Eso es algo que me ha quedado muy claro. Esas risas, sumadas a la del 80% de pasajeros fueron de adrenalina, como aquella vez cuando... Bah, da igual. Sí, era la primera vez. Sí, sé que voy con retraso en cuanto a viajes se refiere. Bendita lluvia la de Londres al bajar. Y, entonces, sale ese inglés del avión, justo delante y suelta un espléndido: 'Shit!'. No te queda otro remedio que sonreir y decir: 'Fuck yeah! Por fin estoy aquí'. Perderse, preguntar, subir a un bus sin sentido, equivocarse en el metro, encontrarse con esa mujer española que con su iphone te ayuda amablemente: 'A mí también me hubiera gustado recibir ayuda cuando llegué por primera vez'. Y su marido inglés sonriendo constantemente y haciendo el esfuerzo de hablar en castellano. Bendita ciudad. Preguntar, preguntar y preguntar. Y llegar al albergue. Bueno, por fin.

Salir en Picadilly Circus. Y alucinar. 'Mira eso, joder, sale en Harry Potter'. No sé a dónde mirar, realmente. Es todo alucinante y tan diferente. Un millón y medio de cosas nuevas. De sensaciones extrañas. Y empiezas a sacar fotos sin sentido. A todo. Hasta que al mediodía se te gastan las pilas de la cámara. ¿Tan rápido? 'Mira, mira, mira, tres autobuses de Harry Potter seguidos. Dios, dios, dios'. Vale, basta, deja a la niña atrás.

Eso es... hostia, esa es The National Gallery, ¿no? Espera, voy a mirar a ver si está en nuestra lista de cosas por ver. ¿Es gratis? Sí, joder, está y, además, it's free! Vamos. Um, apasionante este cuadro. ¿Te has fijado en el detalle de Jesús? Señor, cuántas salas... Vamos a salir y comer. El Big Ben a lo lejos, Shrek ahí. Y ese extraño contador. Nuestro primer supermercado. Empecemos por chorizo. Spanish Chorizo, calidad (al que le siguieron queso, salami, jamón... Hartas. Así que... McDonald's). Te sientas en esas escaleras, espantas a un millón y medio de palomas y te pones a hablar con ese inglés tan amable. Tal que así:

- Where are you from, ladies?
- Spain, sir.
- Oh, I really like Spain. Which zone?
- Basque Country.
- Ah! Explosives?

Vamos, esa imagen de los vascos. Esa bendita imagen otra vez. Y no sabes si reir o... reir, definitivamente.

UK.

Y en el mismo día el Big Ben, el London Eye, etc... Unas vistas para correrte. Tengo una idea, tengo una idea. Vamos a... King's Cross. Por favor, por favor, por favor. Y te aventuras hacia la estación. Nada, que no sabemos dónde nos metemos. ¿En el metro? ¿En la estación? Y nosotras todas jefas caminamos buscando el maldito andén. Nada, no está. Preguntemos a la de seguridad, pues. 'Excuse me! Where is Harry Potter's platform?' Contengamos la risa ante la cara de la mujer, por favor. Vale, this way... Y llegamos y vemos semejante... Are you fucking kudding me? Están en obras y en la parte exterior han puesto un mural y el carrito. Bueno, algo es algo. Y varios niños y voy yo y me saco dos fotos. Salgo, vuelvo a ponerme, salgo, vuelvo a... Joder, qué jodida emoción, era una niña pequeña. La fantástica idea de meter la mano en la manga y simular que la plataforma te succiona el brazo. Espléndido.

¿Y os parece que lo dejemos aquí por hoy? No pretendo que entandáis todo. Además, me duele la boca. Y qué cojones, estoy de retiro espiritual.


To be continued...

domingo, 26 de junio de 2011

The beating of our hearts.


Miradas indiscretas. Las estrellas brillan, sonrientes. La luna los observa, iluminando sus rostros. Arriba, más arriba, los dioses, en silencio, intercambian miradas plagadas de sentimientos. Rodeados por cientos de miradas. Ahí, en el centro de todos. Sus brazos la rodean. Sus manos la acarician. Sus labios se separan y susurran algo que ella no alcanza a percibir. Sus ojos se buscan y encuentran. Y, mientras siguen así, ignorando todo lo que ocurre a su alrededor, ella recuerda aquella noche en la que él la acarició por primera vez. Aquella noche en la que sus manos recorrieron su cuerpo. Aún recuerda sus palabras, susurrantes. Esas palabras que ella fingió no escuchar. Pero ahí están, en el centro de todas las miradas. Ahí están, recordando viejos momentos sin hablar. Ahí están, palabras mudas. Adrenalina. Ella vuelve a sentir esa adrenalina recorriendo su cuerpo, la misma que lo hacía cuando él posó sobre su cuerpo nervioso y tembloroso su mano, mientras a cien kilómetros de velocidad sobre el asfalto hicieron algo que no debían. Esa noche podían haber muerto. Nervios. Esos nervios que intentó ocultar sin éxito en aquella llamada telefónica. Lágrimas ahogadas que desencadenaron en un millón de confesiones. "Podríamos morir en estos instantes, pero no me importaría hacerlo si estoy contigo". Recuerdos que florecen de sus ojos. Y sonríen. Sonríen, porque había pasado demasiado tiempo. Sonríen, porque de nuevo hay promesas, sin kilómetros entre ellos. Sonríen porque, a pesar de estar rodeados, ellos dos se han entendido. El olor impregnado en las ropas de ella. El corazón
bombeante en el fondo de él.

lunes, 13 de junio de 2011

No es una excusa. Sólo es un obstáculo que hay que saltar.


Entonces... entonces esa bandera amarilla. Entonces ese monoplaza rojo en la distancia. Las manos a la cabeza y los deseos de que no sea él. La cámara se aproxima y, entonces... entonces lo ves. Ese casco azul. Ese inconfundible casco azul. Y un grito. Y la negación. Y levantarte. Y acercarte a la televisión. Y abrir bien los ojos. Y cerrarlos. Y dejar que caiga esa lágrima. Después de haber aguantado esa estrategia fallida, después de haber aguantado dos horas de nada, después de... después de todo eso, lo ves ahí, indefenso, sin poder mover el monoplaza. Estaba atascado. Y lloras. Ya no importa nada. A veces, se pierde la fe. A veces, llevas tantos años buscando algo que sabes que ya no va a llegar. Ese momento ha llegado. Y ese momento no va a llegar.

miércoles, 8 de junio de 2011

Marchena lo aprueba.

Venga zorra, levanta el culo de la silla, deja de jugar a la DS, deja de ver Lost y cebarte a palmeras. Es hora de hacer ejercicio. Vale, vale, muy bien, no me chilles. Vale, estupendo, ya estoy. Así, así, suda. Pero, pero... se me enganchan los cascos, no puedo sudar en paz. Deja de quejarte y muévete, que te estás poniendo como una foca. Y nada de hamburguesas y tartas... ¡No desobedezcas!

Encima me vienes ahora con notas. Notas al móvil. ¿Qué desfachatez es ésta? Y deja de estar bipolar. Deja de odiar al mundo, que ellos te... ellos te qu... ellos te... Sí, ellos te odian, demuéstrales lo mismo.

A ver, ahora cuéntame en qué ha cambiado tu vida desde que se han acabado los exámenes. Pues... ¿puedo dormir más?


Espera, espera, ¿te he nombrado ya el fantástico verano que voy a pasar? ¿No? A ver qué te parece, escucha, escucha: Euskadi, Santander, Londres, Euskadi, naturaleza...

Estupendo, entonces necesitarás ayuda. Apunta:
"Cosas que hacer en Londres": bailar desnuda bajo la lluvia, liarse con un inglés, pintar a los residentes dormidos, cantar y bailar 'esta no es mi vieja yegua gris' delante del Big Ben, disfrazarse de Harry Potter y fingir una pelea con Voldemort... Para, hoy no estás inspirada. Arruga el folio y tíralo. A la mierda, las fiestas de Euskadi valdrán millones de veces más.

viernes, 27 de mayo de 2011

Autopalabra: puta.

Ahora mismo tengo un brazo colgando por un hilo. Sí, los apuntes me están devorando, así que espero que me dé tiempo a escribir. ¿El qué? Sabe dios.

Le dije que sentía que esa podía ser mi última oportunidad. Y que si no podía hacerlo pero hacía todo lo posible, eso estaría bien. Pero si me despertaba una noche y me daba cuenta de que podía haber hecho más, eso me perseguiría el resto de mi vida.


Eso, señores, lo ha dicho Nathan. Y si lo dice Nathan... Y luego ha ido a ver a Dan. Y yo he pensado que... bah, no merece la pena.

Revolución. Y yo aquí, estornudando sobre los apuntes. Claro, luego le contaré a mi hijo Ustaritz mis grandes hazañas entre tonemas, prosodias y hombres infieles al guión. Pero, coño, esto a los vascos también nos pasaba y nadie se ha quejado. Fritos en el cielo (iba a escribir 'gritos', pero me he equivocado y ha quedado tan bien). La entonación, recuerda.


El caso es que a veces sí, y a veces no. Pero yo seguiré sin comer. Indefinidamente.

domingo, 8 de mayo de 2011

I need to find my way back to the start.


Entre montones y montones de apuntes ella se pregunta qué es exactamente lo que va mal. ¿Qué cojones es lo que va mal? Pero no lo sabe. O sí. Demasiadas estupideces. Demasiados sentimientos cruzados dentro del pecho. Uñas pintadas de negro, dedos manchados de tinta, ojos corridos. Definitivamente a volver a ser la misma de hace dos años. Aquella que vestía de negro y llamaba la atención. ¿Para bien o para mal?

A la mierda, al lado de mi puerta a partir de ahora habrá una lista. No está permitido correrse encima de los apuntes. Denegada la petición de colgar sujetadores en el pomo. Nada de abrir la ventana y bailar desnuda. Joder, en mi habitación no se habla de cacahuetes. Llora y cállate.

sábado, 23 de abril de 2011

Experimento social.

Todos sabemos que los dolores de espalda son infernales. Todos sabemos que los medicamentos son jodidos. Pasarse una semana encerrada en casa es aún peor. Y, bueno, si no conocéis ninguna de estas situaciones, yo os lo confirmo. Así que, que le jodan a la Semana Santa (perdóneme, padre).

Así, para aquellos amargados en esta lluviosa noche de viernes, un pequeñísimo experimento: altavoces a tope (¿qué cojones importan los vecinos?) y play a todos los vídeos ¡a la vez! (cuidadito con los comienzos). Venga.







Muy bien, muy bien, muy bien... ahora baja el volumen porque la policía está en tu puerta. Malditos vecinos.

lunes, 18 de abril de 2011

Before sunrise.


Nada de drama, nada de comedia. Quizás algún beso apasionado, quizás alguna promesa escondida. Él y ella formando un ellos. Chica conoce a chico en un vagón de tren, hablan, amor a primera vista... ¿y si bajas conmigo? Y una noche entera juntos, disfrutando, sin ataduras, sin problemas, sin preocupaciones. El tiempo corre, el tiempo vuela. La despedida. Nos veremos en cinco años. ¿Cinco años? Dos años. No, seis meses. Aquí.

Acaba la película y te acuerdas de los viajes de tren que haces prácticamente todos los fines de semana. Terminas el día con un: "Y si...". Ya, claro.

domingo, 27 de marzo de 2011

El discurso del rey.


Si soy un Rey, ¿dónde está mi poder? ¿Puedo formar un gobierno? ¿Puedo subir los impuestos? ¿Declarar una guerra? ¡No! Y así y todo soy la base de la autoridad. ¿Por qué? Porque la Nación cree que cuando hablo, hablo por ellos. Pero no puedo hablar.

Cisne negro.

La perfección no se trata sólo de control. También se trata de dejarlo de lado.


Todos conocemos la historia. Pequeña niña virgen, pura y dulce. Atrapada en el cuerpo de un cisne. Desea la libertad, pero sólo el amor verdadero romperá el hechizo. Su deseo es casi concedido en la forma del príncipe. Pero antes de que pueda declarar su amor, su gemela lujuriosa, el cisne negro, lo engaña y seduce. Devastada, el cisne blanco salta de un precipicio. Matándose, va a la muerte y encuentra la libertad.

martes, 22 de marzo de 2011

Let me alone.


I tried to live alone, but lonely is so lonely alone. So human as I am, I had to give up my defenses. So I smiled and tried to mean it... to make myself let go.

Cuando sabes que la sinceridad sólo puede traerte problemas. Cuando se cruzan las miradas. Eres sangre de su sangre. Tosco, rudo. ¿Salir corriendo? Es una posibilidad. Pero ella necesita ayuda. ¿Llorar? Sí, ojalá, pero es imposible. Y la protegida. Va a sufrir. Las dos lo hacéis. ¿Por qué nadie se piensa las cosas dos veces? ¿Por qué nadie se da cuenta del daño que nos estáis haciendo?

lunes, 14 de marzo de 2011

Just breathe.


Se acabó. Pero quiero que sepas que siempre te he querido y siempre te querré.

sábado, 12 de marzo de 2011

El fantasma de la ópera.


Say you'll share with me one love, one lifetime. Lead me, save me from my solitude. Say you'll want me with you here beside you. Anywhere you go, let me go too.

Slowly, gently, night unfurls its splendour. Grasp it, sense it, tremulous and tender. Turn your face away from the garish light of day. Turn your thoughts away from cold, unfeeling light, and listen to the music of the night.

domingo, 6 de marzo de 2011

Dorian Gray.


There's no shame in pleasure. Man just wants to be happy. But society wants him to be good. And when he's good, he's rarely happy. But when he's happy, he's always good.

Seven pounds.


- Do you wanna play a game?
- What game?
- The "what if" game.
- The "what if" game.
- What if my pager goes off and it's a heart and it works?
And my body doesn't reject it? And what if i have time?
- What if? What if we have children? What if we got married?

lunes, 28 de febrero de 2011

I am Sam.

All you need is love.
- Y Annie dijo que hay quien piensa que George Harrison quizá no podía escribir una canción, pero luego escribió "Here Comes The Sun" y dijo que es una de las mejores canciones del albúm "Abbey Road".
- George siempre fue mi Beatle favorito.

domingo, 27 de febrero de 2011

Blind love is true.


La persiana bajada. Aún así, algunos rayos de sol se adivinan provenientes de la calle. Ella está de espaldas, observando la pantalla de su portátil, con los cascos sobre sus oídos. En él, New York, I love you se está proyectando. Le hace soñar, le hace sonreir, le hace evadirse. Para la película. Esa historia, ese pequeño cuento le ha hecho daño. Se da unos segundos, unos minutos. Respira profundamente y sonríe. Decide poner esa canción, la que le ha acompañado en los últimos días. Dulce melodía. Se gira y mira hacia su cama.

Lo ve. Ahí está, destapado, semidesnudo, sólo con unos boxers, tendido sobre la cama. Los brazos se encuentran bajo su cabeza. Está despierto, mirándole, sonriéndole. Y ella se quita los cascos, los desenchufa y, Bed of Roses llena la habitación. Estás despierto. Él asiente. Le extiende su mano y le obliga a acercarse a él, se lo suplica. Ella se levanta en silencio de la silla, camina lentamente, retándole con la mirada. Se tumba sobre él, acariciándole el torso. ¿Estás bien? Ella aparta la mirada, sonriendo tímidamente, hundiendo la cabeza en sus hombros. No, no lo está. Sabe que no puede mentirle. The truth is baby you're all that I need.

Esa cama desecha. Esa cama vacía.

viernes, 11 de febrero de 2011

Jueves universitario.

Estómago vacío. Alcohol. Alcohol que recorre el estómago vacío. Sonrisas, bromas, gente. Primera cena. Alcohol que se adueña de todos y cada uno de los centímetros del cuerpo. Estúpida, estás conectada. Y él, sólo él al otro lado. "Estoy borracha". Y risas, risas, risas. Valor, mucho valor, demasiado. Un "quiero verte" disfrazado. Un "no quiero entenderte" real. Orgullo de una parte, sonrisa de la otra. Valor, otra vez, una vez más. Un "necesito verte" ya claro, de otra zona. Y, por fin, un "vamos a vernos". ¿Y si...? "Me sentiré mal". Pero, al fin y al cabo, promesas. Esta vez sí, promételo. "No lo prometo, lo haré". Un fin de semana. Un largo y bonito fin de semana por delante. Olvido. El alcohol comienza a ser expulsado, eliminado. Recuerdos vagos. Recuerdos que van cobrando fuerza, vigor. Recuerdos. Sonrisa. Ojos dilatados, iluminados.

Y ella relee una y otra vez el texto, intentando que no se noten sus faltas de ortografía. Sus faltas inundadas en alcohol. Sus faltas plagadas de esperanzas.

domingo, 30 de enero de 2011

Hoy, como siempre.



Qué ironía, ¿verdad? Él y ella. Ella y él. Dos polos opuestos. Dos adolescentes de diferentes sectores de la sociedad. Él empezó todo. Ella cayó. Ella terminó todo. Él cayó. Ahora los papeles han cambiado. Aunque intentan ocultarlo, juegan con fuego. Ella llora, le llama y él acude en su ayuda. Él está hundido, se lo cuenta y ella no le deja caer. Y dejan pasar el tiempo, lo dejan correr, marcharse. No son conscientes de que la vida es corta. Ni siquiera cuando se encuentran ahí, con Eros de fondo. Y promesas, miles de promesas. Caricias en la distancia, palabras no dichas. Planes de futuro. Pero los kilómetros se eliminan y ellos no hacen nada por hacer realidad lo evidente, porque, al fin y al cabo, se aman.

sábado, 22 de enero de 2011

Te amaré por siempre.


Yo viajo en el tiempo... De hecho, tú y yo somos amigos en el futuro,
cuando tú ya eres todo una señorita.

viernes, 21 de enero de 2011

Hola caracola.

Parón de película (Megavideo en mi pueblo. ¿Qué pueblo, señor?), parón de exámenes y aprovechando para desvariar/escribir. Sólo decir que me encanta esta bipolaridad que siento en épocas de exámenes: ahora apruebo, ahora no apruebo, ahora me saco la carrera en cuatro años, ahora no me la saco ni en veinte, ahora soy gilipollas, y ahora también soy gilipollas. Bueno, no, en realidad no me gusta esta bipolaridad. Bueno, a ratos quizás. A ratos también mola poner la música a tope, hasta reventar los altavoces, tumbarte en el suelo y sentir todo. ¿A ratos?

Sólo añadir que los diecinueve años son... ¿igual? Maldita infancia en la que todo era bonito y distinto. Cumplir años en enero es una mierdecilla (una puta broma/mentira/mierda/caca, hablando claramente, queridos). He aquí las razones:

Punto number one: siempre, absolutamente siempre, recibirás menos regalos, a pesar de lo que la gente diga (hijos de puta, aunque cumplais en julio también recibís regalos, ¿no? Sólo que no se os acumulan). Excusa de la crisis (incluso antes de que entráramos en ella. Oh, qué familia tan adivina tengo, que no divina. Bueno, eso también).
Punto number two: nunca, absolutamente nunca, te van a regalar lo que quieres. O no lo encuentran o no tienen tiempo, porque claro, párate a pensar que entre que piensan el regalo de Navidades, el de Reyes y el del cumpleaños... Nada, nada, no se puede. En serio es tan difícil de encontrar/pedir una camiseta de Marchena del Valencia. ¿EN SERIO? (Por cierto, querido, prepárate porque voy a ir a llorarte un poco cuando vayas a Coruña, que no puedo más con esta angustia).
Punto number three: llegas a una edad en la que ya no recibes nada o, en su defecto, sólo recibes maquillaje, perfumes, secadores, planchas. Perdona, ¿me ves cara de cuidarme? No, pues gracias.
Punto number four: el más interesante y decepcionante. ¿Queréis saber cómo me enteré de que los Reyes son quienes son (niños, los Reyes son los mejores)? Un miembro de mi familia me regaló un pantalón de chándal por los Reyes y la sudadera por el cumpleaños. Mi cara de: "Oh, wait, qué casualidad, ¿cómo lo has sabido?" Maldita sea.
Punto number five: enero molaba, hasta que te conviertes en una universitaria.

Megavideo dice que ya puedo seguir viendo la película. Necesito unas jodidas vacaciones. También necesito un poco más de surrealismo en mi vida, que en estas dos semanas he estado un poco desaparecida de más. Chuteeeeeeeeeees. Y qué mal sientan las siestas, dios santo. Santiago de Compostela, yo te maldigo. Sólo un poquito, porque en el fondo me estás empezando a caer bien.

domingo, 9 de enero de 2011

August Rush.

Sometimes the world tries ot knock it out of you.
But I believe in music the way that some people believe in fairy tales. I like
to imagine that what I hear came from my mother and father. Maybe the notes I
hear, are the same ones they heard, the night they met. Maybe thats how they
found each other. Maybe thats how they'll find me. I believe that once upon a
time, long ago, they heard the music and followed it.
You never quit on your music. No matter what happens. Because anytime something
bad happens to you, thats the one place you can escape to and just let it go. I
learned it the hard way. And anyway, look at me. Nothing bad's gonna happen. You
gotta have a little faith.

sábado, 8 de enero de 2011

In celebration.


Quizás es una entrada friki. Quizás es una entrada de una adolescente hormonada. O quizás sin el quizás. Pero, a pesar de ello, necesitaba hacerlo. Este hombre es el amor de mi infancia, por si alguien aún no lo sabía. Éste es el hombre que me ha hecho llorar las tardes de los sábados y domingos mientras pronunciaba magníficas y suaves palabras en élfico, el hombre que me hacía soñar en la playa de Haven, el hombre que me rescataba de morir ahorcada, el hombre que me enamoró en las Cruzadas, el de la cara de niño que me repartía leche todas las mañanas, el que moría en aquella taberna, el que caía de aquel helicóptero, el "abuelo" de aquella obra de teatro... Lloré cuando me regalaron su calendario traído de EEUU, cuando su cartón tamaño real dormía observándome, cuando aquellos posters de más de un metro empapelaban mis paredes. Lloré cuando me regalaron el anillo, la hoja, el arco, las flechas. Lloré cuando descubrí el cofre, sus postales. Y lloré aquel día, cuando casi sin imaginarlo, me vi delante de su traje. Ese traje. Su traje. Y volvería a llorar una y otra vez. Quizás ya no tengo la edad... Quizás, pero yo sigo sintiéndome una niña, sigo sonriendo cada vez que pongo una película suya. Cada vez que sus ojos delatan esa pasión de aquel joven inexperto. Y aún conservo en una carpeta abarrotada miles de recortes y, ésa... esa revista. Ocho años, quizás más. Ha resistido a mudanzas, a cambios de ciudades... a todo.

Háblale en élfico (LOTR), transpórtale a la época de los piratas (POTC), llévale a aquella playa (Haven), prepárale para el duro combate de la vida (The Calcium Kid), enséñale a luchar por unos ideales (Ned Kelly), haz que sea tu talón de Aquiles y cuéntale su historia (Troya) […] y, sobre todas las cosas, disfruta de esa maravillosa vida junto a él. Hoy estamos de celebración (In Celebration).

Y sí, soy una friki, pero estoy orgullosa de ello. Hoy es un día especial. Hoy, mi amor platónico ha sido papá. Y a mí... a mí se me va a caer la baba cada vez que lo vea con el pequeño en brazos.