viernes, 23 de julio de 2010

City of angels.


Lloramos porque, tal vez, la emoción se vuelve tan intensa que el cuerpo no logra contenerla, la mente y los sentimientos se vuelven poderosos y el cuerpo se lamenta.

Historias en el autobús, parte I.


Salir de tu casa con un plan ideado en la cabeza. Salir de tu casa y recibir el calor sofocante en el rostro, sentir un inmenso placer y cansancio al mismo tiempo al saber que es verano y hay un millón y medio de cosas que hacer, siempre disfrutando cada segundo. Salir de casa y subirse a un autobús. Esperar mientras el autobús llega al destino que deseas. Esperar y mirar por la ventana durante el trayecto. Tener la mirada perdida hasta que algo llama tu atención. Es entonces cuando lo ves. Ves a tu ídolo através del cristal. Ves a tu ídolo paseando, disfrutando de sus merecidas vacaciones. Lo ves. Una extraña y agradable sensación recorre tu cuerpo. Sonríes. Definitivamente, te gusta.

jueves, 22 de julio de 2010

Tristán e Isolda.


- Sabes que te quiero, Tristán. Vayas donde vayas, veas lo que veas, siempre estaré contigo.
- Tenías razón. No sé si la vida es más grande que la muerte, pero el amor fue mejor que ambas.


En tus ojos mi rostro, en los míos el tuyo. En los rostros descansan los corazones fieles. ¿Dónde podríamos encontrar dos mejores hemisferios sin un norte definido, sin un occidente declinante? Aquello que muere no estaba mezclado con igualdad. Si nuestros corazones son uno o nuestro amor semejante, ninguno desfallecerá, ninguno morirá.

miércoles, 21 de julio de 2010

Leyendas de pasión.


Algunas personas escuchan sus voces interiores con gran claridad y viven de acuerdo con lo que escuchan. Esas personas se vuelven locas, pero se convierten en leyenda.

domingo, 18 de julio de 2010

We are the champions.


He pasado unos días en Madrid. Llegué allí el sábado, un día antes de la gran final. Por primera vez en su historia España llegaba a una final. Estábamos a un paso de ser campeones del mundo y yo no podía faltar a esa gran cita histórica. Por supuesto que lo podía haber celebrado en mi casa, en la ciudad. Pero no, un momento tan especial requería un viaje especial. Siempre he querido visitar Madrid, la capital de España. Me ha gustado, es grande y diferente. Pero, sin duda, lo mejor ha sido lo que allí he podido vivir, las sensaciones que he podido experimentar.

El domingo 11 de julio, hace exactamente una semana, España ganó su primer Mundial. Inscribimos nuestros nombres en lo más alto. Estos 23 hombres ya han hecho historia. Una final no demasiado deportiva por parte de Holanda. Una final ansiada que puso a todo un país de los nervios. Todos estábamos en tensión hasta que en el minuto 117, ya en la prórroga, se marcó el gol de la victoria. Todos, absolutamente todos, los 23 hombres, son los responsables de esta victoria. El buen rollo que se ha vivido en el grupo ha sido impresionante. Por ello, quiero dar las gracias a ellos. Dar las gracias por habernos hecho vivir este momento histórico.

Después de esta victoria, nos echamos a la calle. No pudo faltar el baño de la victoria (al día siguiente es cuando te das cuenta de que el río no estaba nada limpio, pero qué cojones más importaba en ese momento). Y al día siguiente... no hay palabras para definir y describir lo que ocurrió al día siguiente.

La Selección Española aterrizó en España. Después de varias horas en el autobús que los llevó por todos los rincones de Madrid e hizo disfrutar a las millones de personas que allí se encontraban, tras 11 horas esperando en la explanada del rey, La Roja, nuestra Selección, hizo su aparición. Subieron al escenario y entonces, sólo entonces, comenzó la verdadera fiesta. Lágrimas, sonrisas, gritos. Miles de sensaciones, emociones. Millones y millones de personas sintiendo lo mismo. No puedo sentirme más orgullosa de haber vivido ese momento, de haber estado rodeada de tantas y tantas personas con las mismas sensaciones. Conseguí lugar en primera fila y, aunque el calor y el cansancio fueron insoportables durante todo el día, definitivamente no lo cambio por nada.



Siempre, y cuando digo siempre es siempre, recordaré estos maravillosos días en Madrid. Siempre tendré a esta Selección en el corazón. Una Selección que nos ha devuelto la esperanza.