sábado, 31 de diciembre de 2011

Need a lift to happy hour?


Las palabras quedan atrapadas en mi mente. Las palabras quedan atrapadas en su mente. Otro año más. Otro año menos. Un simple día comercial. Ya nada es como antes, cuando vivía allí, cuando la puerta se abría cargada de ilusiones y un kaixo! plagado de emociones inundaba la estancia. Ya nada es como antes, pero nada es peor. Dos mil once. Dos mil doce. Polvorones, mazapanes y familia. Un poquito de karaoke y un poquito de bingo. Apuntes, apuntes y apuntes. Ellas, sus canciones y su película favorita. Ya nada es como antes, pero todo va a mejor. Y está ahí, sentada, sonriendo. Lo intenta ocultar, pero lo ha notado. Lo intenta negar, pero su corazón lo sabe. Aunque las palabras queden atrapadas en la mente, las palabras están ahí.

¿Intentar hacer un resumen del año que se deja atrás? Todo era nuevo, todo era diferente. Estaba eso y eso otro. Y aquel lugar, y aquel otro lugar. Ese viaje, ese avión, ese autobús. El aire inglés, el aire madrileño, el aire vasco, el aire gallego. El perfume vasco y la colonia gallega.

Hoy, 31 de diciembre de 2011. Mañana, 1 de enero de 2012. ¿Qué es lo que cambia? Mientras tanto, permitidle sonreir por eso que queda atrás pero no olvida. Mientras tanto, permitidle sonreir por eso que va a llegar. Y, mientras tanto, permitidle que cene su infancia y adolescencia, que baile su música sin aglomeraciones y que se deje llevar por su película favorita, entre calor, promesas y deseos. Porque, lo siento, no se tomen el tiempo para sentir lo que yo siento.

viernes, 16 de diciembre de 2011

I need to find my way back to the start.


Adrenalina. Emoción. Nervios. Como abrir una bolsa de lays. Como romper el envoltorio de una tableta de chocolate. Quizás también chuparse los dedos tras acabar la bolsa de Doritos. Más aún que comer un petit-suisse sin cuchara. Levantar la persiana en un día de verano. Correr por la arena. Dejarse la garganta en el estadio de fútbol. Llorar tras un mundial de F1. Digamos también cantar a pleno pulmón con los cascos puestos. Como jugar a Pokemon. Ver Digimon. Escuchar la sintonía de Gárgolas. Hacer un karaoke de El Rey León. Por supuesto, hacer un maratón de El Señor de los Anillos. Como amar a V de Vendetta. Sin duda, enamorarse de El Joker. Acabar un puzzle. Dejarse llevar por Green Day. Cerrar los ojos y seguir a Bon Jovi. Sentarse en el estudio de radio. Coger una cámara. Golpearse los labios con el micrófono. Algo así como reciclar guiones. Un poquito de sentarse en la cafetería y dejarse llevar por un brainstorming. Esa sensación. La sensación de poner el árbol de Navidad. La sensación de reunirse. La sensación de quererse. La sensación de abrazarse. La de besarse. La de amarse.

domingo, 4 de diciembre de 2011

All my troubles seemed so far away.


Su vida planeada milímetro a milímetro. Ella sabe qué va a ponerse para ir a clase al día siguiente. Ella sabe qué va a comer ese fin de semana y guarda lo necesario. Sabe, también, lo que estará haciendo un día concreto del mes que viene. Las páginas de su agenda, completamente escritas, van pasando. Quién sabe si Nueva York o Alemania. Quizás Londres o Nueva Zelanda. Está ahorrando para comprarse eso que tanto desea. Y eso otro.

Qué irónico. Ha crecido. Ya no es esa niña a la cual su mamá la cogía en brazos de la cama antes de ir al colegio. Ya no es esa pequeña que se olvidaba de su comida por ver los dibujos. Nunca más.

Ni ha dormido, ni espera hacerlo el resto de su vida. Tiembla. Tirita. Quién sabe si es de frío. Una sonrisa irónica recorre su rostro. Y un suspiro. Ay, si él pudiera estar con ella. El giratiempos. Sonríe, esta vez sí, ante la situación. Quizás, la próxima vez que veas esa película... El viento revuelve su pelo. Roza su hombro con ese transeúnte. Entonces se fije en ello. Y pensar qué...

Sólo espera que nadie la juzgue. Sólo espera no decepcionarlas. Sólo espera... Bueno, ya lo veremos.