Las palabras quedan atrapadas en mi mente. Las palabras quedan atrapadas en su mente. Otro año más. Otro año menos. Un simple día comercial. Ya nada es como antes, cuando vivía allí, cuando la puerta se abría cargada de ilusiones y un kaixo! plagado de emociones inundaba la estancia. Ya nada es como antes, pero nada es peor. Dos mil once. Dos mil doce. Polvorones, mazapanes y familia. Un poquito de karaoke y un poquito de bingo. Apuntes, apuntes y apuntes. Ellas, sus canciones y su película favorita. Ya nada es como antes, pero todo va a mejor. Y está ahí, sentada, sonriendo. Lo intenta ocultar, pero lo ha notado. Lo intenta negar, pero su corazón lo sabe. Aunque las palabras queden atrapadas en la mente, las palabras están ahí.
¿Intentar hacer un resumen del año que se deja atrás? Todo era nuevo, todo era diferente. Estaba eso y eso otro. Y aquel lugar, y aquel otro lugar. Ese viaje, ese avión, ese autobús. El aire inglés, el aire madrileño, el aire vasco, el aire gallego. El perfume vasco y la colonia gallega.
Hoy, 31 de diciembre de 2011. Mañana, 1 de enero de 2012. ¿Qué es lo que cambia? Mientras tanto, permitidle sonreir por eso que queda atrás pero no olvida. Mientras tanto, permitidle sonreir por eso que va a llegar. Y, mientras tanto, permitidle que cene su infancia y adolescencia, que baile su música sin aglomeraciones y que se deje llevar por su película favorita, entre calor, promesas y deseos. Porque, lo siento, no se tomen el tiempo para sentir lo que yo siento.