lunes, 30 de julio de 2012

De cada mirada, por dios...


No tenía dudas. Simplemente, no sabía qué es lo que debía sentir. ¿Cuáles son los síntomas? Ella no tenía dudas sobre lo que estaban haciendo, pero sí muchas preguntas. Quién les iba a decir a ellos que aquellas caricias de aquel viaje se iban a volver a repetir. Repetir una y otra vez. Caricias sinceras que adquirieron otro significado, otro valor. Aquellas sonrisas volverían a repetirse de manera indeterminada. Ella nunca olvidará esa mirada de aquel día. Y, aunque él no lo sepa, nunca olvidará lo que sintió cuando puso su brazo alrededor de ella tras aquella jugada inoportuna. 

Y los días se sucedían. Y los instantes parecían querer quedarse en un bonito recuerdo. Él no estaba dispuesto a ello. Las sábanas los invitaban a vivir inolvidables horas de juegos, de amistad. No importaba el tiempo. No importaba la hora. No importaban los problemas. No importaba nada ni nadie. Sólo eran dos jóvenes adultos comportándose como adolescentes. Sólo eran dos disfrutando del instante. Quién les iba a decir a ellos que aquellas caricias de aquel viaje se iban a volver a repetir. Repetir una y otra vez. No importa, ni siquiera, de qué forma. Y qué importan los demás. Quítate la ropa. Así está bien, no dejes nada por hacer

No tenía dudas. Y los días se sucedían. Para qué ponerle nombre, para qué ponerle adjetivo. Ella sonreía en la distancia. Ahí estaba él para que ella lo sintiera desde su ventana. Y las incógnitas se iban despejando. Equis igual a i. Las matemáticas, ciencia exacta. Y aunque deba cavar en la tierra la tumba que sé que me espera, jamás me vio nadie llorar así. ¡Que termine un momento precioso y le suceda la vulgaridad! 

Quién se lo iba a decir. No importaba nada ni nadie. Y qué más dan los kilómetros que separan una orilla de la otra. La pequeña flor de loto siempre resurgirá del fondo, salvando las distancias. Y qué bonito es cuando lo consigue. Y qué maravilloso instante es aquel en el que el caudal del río disminuye en su justa medida, permitiendo que la vida continúe, pero de forma diferente. Las dos orillas ya están juntas. Estaciones más complicadas que otras, pero el río nunca se desbordará. Y qué bonito es. Nunca quise tanto a nadie en mi vida. Nunca a un ser extraño le llamé mi familia.

Qué más da si son únicamente unos personajes de libro. Qué más da si ellos existen o no. Qué más dan sus nombres, sus edades, sus aficiones.

... Qué importa quiénes sean, Equis igual a i.