Ahora mismo tengo un brazo colgando por un hilo. Sí, los apuntes me están devorando, así que espero que me dé tiempo a escribir. ¿El qué? Sabe dios.
Le dije que sentía que esa podía ser mi última oportunidad. Y que si no podía hacerlo pero hacía todo lo posible, eso estaría bien. Pero si me despertaba una noche y me daba cuenta de que podía haber hecho más, eso me perseguiría el resto de mi vida.
Eso, señores, lo ha dicho Nathan. Y si lo dice Nathan... Y luego ha ido a ver a Dan. Y yo he pensado que... bah, no merece la pena.
Revolución. Y yo aquí, estornudando sobre los apuntes. Claro, luego le contaré a mi hijo Ustaritz mis grandes hazañas entre tonemas, prosodias y hombres infieles al guión. Pero, coño, esto a los vascos también nos pasaba y nadie se ha quejado. Fritos en el cielo (iba a escribir 'gritos', pero me he equivocado y ha quedado tan bien). La entonación, recuerda.
El caso es que a veces sí, y a veces no. Pero yo seguiré sin comer. Indefinidamente.